EL INICIO DE TODO
Sentado,
al frente de un altar. Yo un hombre del común, de cabello negro, aparentemente
de piel blanca. Levanto mis ojos cafés esperando un milagro que me dejase
descansar en paz. ¿Desconcertados?, les contare como paso todo. Mi nombre es
Carlos Ruiz un latino, que en su vida tubo muchas dificultades. Todo empezó el día en que
caminaba por la calle hacia mi lugar de trabajo, donde el alba y el crepúsculo
todas las mañanas son iguales. Sentí ganas de cambiar mi ruta de camino, un
chico joven de 20 años tenia que cambiar de rutina, así que me dirigí por una
calle que no conocía, al no ver una salida intente devolverme por el mismo
lugar por donde entre, pero muy tarde, llegando a la salida me encontré con un
tipo con mala cara, una cicatriz en su rostro que le desfiguraba completamente esta,
el hombre parecía asustado y con un
puñal en mano me dijo – hombre no te quiero hacer daño –aun así con la voz
entre cortada. Y continuo – hazme un favor y me entregas celular y billetera.
-vete
al demonio- le respondí enfadado- ¿crees que puedes aprovecharte de la
decadencia social de occidente para hurtarme cosas y hacerte la vida fácil? - Mala
respuesta <<pensé>>. Pero ya era tardé. Me encontraba tirado en el
suelo. Jeje aun recuerdo.
Salí
del hospital tres días después herido, creo… que por un trauma cráneo
encefálico, en fin nunca me gusto la biología ni nada de eso. Pero me sentí aliviado, sabiendo que ahora estaba
bien.
No
trabaje durante unos días, pero decidí buscar justicia por mi propia cuenta ya
que la policía archivo mi caso. <<esos cerdos, como ellos no
sufrieron>>. Fui a un barrio que de apodo le llamaban la calle rusa,
obviamente por que personas rusas residían allí. Busque en varios lugares donde
encontrase alguna señal de criminales expertos y detectives clandestinos.
Abucheado y sacado a patadas en cada cantina, casino y hasta negocios de este
tipo. Decidí que este no era el mejor lugar. Pero algo escuchaba muy lejos, por
el momento creí que solo era una ambulancia que por allí era común pero al ver
la gente corriendo y guardando drogas dentro de su cuerpo , concluí que no era
mas que la policía. No debía nada pero me asuste y salí huyendo de allí lo mas
pronto posible, no tuve mas oportunidad que esconderme en una fabrica
abandonada que hasta los policías con arma en mano les generaba terror al
ingresar allí. Dentro de esta encontré una pequeña “ciudad” donde habían personas
adictas a las drogas comunes como lo son: la coca, marihuana y éxtasis. Estas
personas no eran de “la calle rusa” pero me podrían ayudar. No tarde mucho en
encontrar una persona que me valoró como cliente, y recibí una propuesta muy
gratificante de matar al delincuente y este me cobraría unos $80.000 pesos. Decidí,
que si, parecía buena la propuesta o eso creí en ese momento. Este tipo moreno
con el pelo pintado de mono, dijo: - tardare unos tres días en encontrar al
paciente y un día en darle de baja- diciéndolo como su fuera algo del común - y
luego me darás los ochenta pesos. Listo, hagámoslo – le dije tratando de imitar
una voz amigable, cosa que no logre, pero para él fue suficiente.
La
primera noche recordé lo sucedido: aquel día que me mandaron al hospital. Me
levante, y fui por un vaso de agua, lo que hacia siempre que recordaba momentos
desagradables. El segundo día ya era viernes cuyo objetivo es que el “paciente”
como lo llamaban, estuviera identificado, de repente el tipo moreno se comunico.
– ay, jefe me adelante y termine el trabajo - dijo con voz un poco
desagradable, y continuo - la vuelta ya esta completa, mañana paso por mi parte.
No tuve nada más que decirle, más que un todo bien. Y este personaje contesto –
todo bien es todo mal y todo mal es puñalada jefecito. En ese momento pensé
<<con quien me he metido>> y hasta sentí pesar del delincuente que
mande a asesinar. Al no demorarme más
con este asunto colgué sin adiós.
Pasaron
24 horas sin que este tipo se comunicara y al hacerlo estuve decidido a
enviarlo a un lugar muy centrado donde la gente viera si este tipo intentaba
algo conmigo. El extraño sicario dijo que bien. Y allí nos vimos a las 1:00 pm
que era una buena hora ya que la gente salía a almorzar en un intervalo de
tiempo de 12:00 pm a 3:00 pm. Le pague y
gracias a Dios salió todo muy bien.
Ya
tranquilo y sin ya sed de venganza que en ese momento era un placer para mí. Me
relaje y seguí con la rutina que nunca mas desee cambiar. Pero aun falta una
parte de la historia esa hasta ahora es el principio.
DOS ASESINATOS. MI RESPONSABILIDAD
Quince
días después de aquel asesinato del criminal, recibí una llamada del sicario.
No le entendí nada excepto de muchas groserías que me lanzaba sin razón. Al
empezar a confesar las causas de aquellas malas expresiones para mi gusto,
escuche un disparo fuerte, no sabia que había pasado, ni por que me llamaba a
mi, sinceramente hasta el momento me daba igual, pero aún, el celular estaba en
conexión con el mio y un tipo de voz gruesa me dijo: -¿Carlos? … si usted es
el criminal cabecilla de todo esto se
arrepentirá porque le quedan pocas horas de vida. Cuando le iba a preguntar ¿Por
qué? al criminal era muy tarde ya me había colgado, sin saber nada me recosté a
pensar y a leer que me fascinaba.
Unos
momentos y una llamada me condenaría por segunda vez. Sabía que me volvería a
llamar. <<Acerté es él>> pensé cuando sonó el teléfono. Imaginando
que era aquel tipo que obviamente me perseguía por algo que últimamente había
hecho. Pero conteste rápidamente para saber si me podía decir porque lo hacia –
¿hola? - respondí con voz entre cortada – es que te he causado alguna… - no
tardo mucho en que este tipo levantar la voz – ¡calla! se quien eres y haz
asesinado a mi hijo, ya maté a tu colega y ahora voy por ti, asqueroso maniaco
– este tipo ocultaba su voz quebradiza a causa de las lagrimas. Al esperar un
rato más a ver que pasaba, solo escuche un pitido que señalaba que ya había
colgado. Solo decidí quedarme en mi casa e informar a la policía pero … ahss de
nuevo archivaron el caso y no le dieron importancia. Lleno de rabia le dije a
uno de ellos – usted es un mal nacido, me deja acá apunto de morir y amenazado
por un bastardo que ni conozco. Y este policía me contesto – cállate -
agarrándome del cuello y diciéndome – si
me sigues quejándote, te acusare como criminal intelectual del asesinato de los
dos delincuentes (el que mande a asesinar y el que asesino el bastardo). Sin
nada que decir me senté en el sofá de mi casa, observando como “esos cerdos” se
iban para la comisaria.
El encuentro con Alberto
Sin
poder dormir. Solo me arrepentía de haber hecho aquel delito, alucinando por
los efectos secundarios de unas pastillas que compre para poder dormir, termine
acostándome en la cama, esperando el efecto las pastillas, hasta que por fin lo
logré.
Era
media noche y de pronto me desperté escuchando que abrían la ventana preocupado
tome un bate de baseball que tenia a mano para estas circunstancias. Termine
parándome, me dirigía hacia la cocina, cuando iba a dar la vuelta me noquearon.
Al
despertar vi un tipo. Con traje de paño y con una papada que le llegaba hasta
el cuello. Al intentar moverme, no pude, me sentí aprisionado por algo, al ver
hacia mis brazos me di cuenta que era una soga que me tenia sujeto sin señales
de movimiento en esta. Este al mirarme a los ojos noté un tono color negro,
como si se tratase de un odio puro, y con la voz con la que me hablo por
teléfono, dijo: - ¿quien te crees tú para quitarle la vida a alguien? Al intentar
responder me dio una patada, que me hizo sangrar y en menos de nada me dijo: -
te contare quien soy yo, para que no mueras a manos de alguien desconocido - y
sonrío sarcásticamente – soy Alberto. Y le dije: - mucho gusto don Alberto - y
el me contesto el gusto es mio, dándome una patada de nuevo en la cara. Alberto
desdichado empezó a confesar – soy jefe de una de los expendedores de la mafia
rusa y el muchacho que mandaste a matar es mi hijo juan - tratando de no llorar
termino diciendo – eres a la única basura que he buscado solo en varios años,
antes de subir al poder de una de las mafias rusas y ahora lo único que quiero es
torturarte y luego matarte – fue diciendo mientras se doblaba las mangas de la
camisa de corbata blanca. – He abandonado a mi hijo – no resistió las lagrimas
y se sentó en una silla del comedor – no debí dejarlo solo esa noche, y mira en
lo que se convirtió ¡un ratero!- al parecer el Alberto abandono a juan porque
era drogadicto y el no resistía ser
señalado por la competencia así que lo dejo en un calle mientras estaba en su
“momento feliz”. De pronto este tipo abrió la nevera y me saco una botella de
vodca empezando a beber desde el pico.
Pensé << ¿y este abusivo que? >> Pero viviría un poco más. A
Alberto le afectaba el trago y empezó a hacer locuras dentro de la casa
apuntando con su arma a todas direcciones. Llorando casi encima mio y con la
culpa de a ver abandonado a su hijo
cogió el arma, puso el cañón en la sien del lado derecho de cabeza, rezo un
padre nuestro. Yo intentando calmarlo
aun atado decidí rendirme. Alberto se olvido de mí, y en ese momento
solo pensó en el suicidio, presiono el gatillo del arma y ensucio toda la
cocina dejando rastros de sangre por doquier.
Al
parecer algunos vecinos escucharon el disparo dentro de mi casa y alertaron a
los policías.
Ya
he pagado cinco años de cárcel por haber sido el criminal intelectual de unos
de los dos hechos, me rebajaron penas por aceptar y ahora solo busco un perdón
de Dios frente a su hermoso altar, y claro buscar mi paz interior.
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